viernes, 26 de marzo de 2021

Yves Zimmermann: seis décadas en la vanguardia del diseño

Yves Zimmermann: seis décadas en la vanguardia del diseño

Establecido desde 1961 en España, el diseñador suizo es una pieza clave en la difusión de esa disciplina por sus inventivos logos, packaging y soluciones gráficas

Diseñador, docente y editor: si fuera solo una de estas cosas, Yves Zimmermann ya habría dejado su huella en los primeros años del diseño gráfico moderno en España, pero lo realmente impactante es que fue las tres a la vez. Llegado a Barcelona en 1961, con apenas 24 años, Zimmermann trajo al país una nueva concepción del diseño fuertemente influida por sus orígenes suizos, que aplicó a sus trabajos, clases y la colección de libros GG Diseño.

Zimmermann, Premio Nacional de Diseño que ha trabajado con el Aeropuerto de Barcelona, Banco de España, Carolina Herrera o Círculo de Lectores, además de ser finalista en el concurso organizado para elegir el diseño de los billetes de euro, nos recibe para repasar su extraordinaria trayectoria. Descúbrelo en el siguiente vídeo:

"Ponedor de letras"

Zimmermann tuvo muy claro desde joven que quería ser diseñador; empezó trabajando en una imprenta en Basilea, donde nació, componiendo textos a mano después de que, como él mismo cuenta, un psicólogo determinara que debía ser "ponedor de letras". Ya entonces Zimmermann mantenía contacto académico con Emil Ruder, diseñador y tipógrafo suizo fundamental en la historia del diseño gráfico, y le expresó que él lo que quería era diseñar, no seguir componiendo letras.

Un día, que, según Zimmermann cambió su vida para siempre, su maestro Ruder le recomendó trasladarse a Nueva York. El diseño suizo, entonces, estaba de moda, y todos los grandes estudios neoyorquinos buscaban profesionales oriundos de ese país.

De Nueva York a Barcelona

En sus primeros años profesionales, Zimmermann trabajó en Nueva York en el incipiente campo de las identidades corporativas; pronto volvió a Basilea, donde empezó a trabajar para la Geigy, y de ahí le propusieron mudarse a su oficina en Barcelona. Una ciudad de la que el diseñador se enamoraría y de la que ya no volvería a moverse.

Pronto, Zimmermann empezó a dar clases en las escuelas EINA y Elisava, y tras unos años empezaría a coordinar la imprescindible colección de libros sobre diseño gráfico GG Diseño, que introdujo nuevas nociones de este campo en España, modernizando un sector que empezaba a despertar a las tendencias internacionales.

Lo importante no es lo bonito

Según Zimmermann, "bonita puede ser cualquier cosa, pero lo importante es transmitir al receptor a través del diseño". Para él, lo que se tiene que comunicar se reduce a la esencia mínima, dejando todo lo que no sea significativo. Diseñar es resolver problemas: igual que uno va al médico cuando tiene alguna dolencia, así un diseñador debe solucionar los problemas de sus clientes, haciendo la propuesta que mejor encaje con lo que necesitan. Y así, como quien propone remedios a las dolencias estéticas del día a día, este notable creador fue dejando su huella en las más variadas áreas del diseño: la identidade corporativa, el packaging, el diseño editorial. Más allá de ofrecer soluciones, ha ofrecido ideas y conocimiento, editando y publicando muchos libros sobre el tema cuando dirigió la colección Gustavo Gili Diseño.

Junto con André Ricard fundó Disseny Industrial y el estudio Zimmermann. Asimismo, participó en la fundación de la Asociación de Diseñadores Profesionales, en 1978, en España. El reconocimiento a una labor verdaderamente destacada –y pionera en ese país– ha llegado a través de muchos homenajes y galardones, entre ellos el Premio Nacional de Diseño, concedido oficialmente por el gobierno español en 1995.

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