miércoles, 3 de abril de 2019

Elliot Tupac, arte urbano para despertar las calles

Elliot Tupac, arte urbano para despertar las calles

Hablamos con uno de los mayores artistas urbanos sobre la gráfica chicha y su poder social en el segundo #DesayunosDomestika

El artista peruano Elliot Tupac es uno de los máximos exponentes actuales de la gráfica chicha y del arte urbano peruano. Conocido internacionalmente por sus murales, no fue hasta 2010 cuando su nombre empezó a ganar notoriedad en toda Latinoamérica gracias al reconocimiento que obtuvo en el festival de artes gráficas y tipografía “Sudala”. Desde entonces, ha llevado la cultura popular peruana a todos los rincones del mundo en varios registros y ha realizado trabajos tanto para instituciones como para marcas.

Su máxima a la hora de crear es la humildad, una virtud que le acompaña en su vida desde sus orígenes, cuando empezó realizando carteles en un taller junto a su padre y su hermano, hasta hoy en día, esté donde esté creando carteles, murales, serigrafías o exposiciones. Sus obras están cargadas de mensajes para despertar los sentidos de cualquier calle o espacio y por esta razón se define como un comunicador visual que realiza tanto diseño vinculado al lettering, como al muralismo y la serigrafía .

A continuación puedes ver la entrevista en vídeo que realizamos a Elliot Tupac tras su charla sobre arte urbano en la segunda edición de los #DesayunosDomestika en Madrid. Se te ha reconocido por llevar a un nuevo nivel la estética popular peruana y darla a conocer en todo el mundo. ¿Cómo definirías la gráfica chicha?

En efecto, la cultura popular es la esencia de muchas de las obras que realizo y por eso trato de manifestarlo a nivel visual en mi trabajo. Para mí la gráfica chicha consiste en la utilización de colores estridentes y del texto como un medio de comunicación y también, como una especie de terror al vacío , donde un área de diseño ocupa casi toda su totalidad para generar comunicación. Las letras son, por lo general, de palo seco o script pero siempre robustas con una conexión bold, ya que a nivel técnico es mucho más práctico desarrollarla.

¿Cómo fue el salto del cartel al arte urbano?

El paso del cartel al arte urbano fue un proceso circunstancial. Al regresar a Lima, tras conocer el arte urbano en Santiago y en Valparaíso, me dije “ojalá en algún momento de mi vida pueda “trasladar la estética del papel y de los colores, la del cartel chicha, a la pared”. No pasó más que una semana y ya estaba pintando en Lima, trasladando la estética del cartel al mural.

Creo que más allá del trabajo contextual, que reside en cómo decir y generar un discurso inmediato para la sociedad, siempre me ha motivado el tema técnico del proceso. Por eso yo, cuando recordaba cómo vectorizar con el ordenador, quería recrear ese proceso con el mismo rigor en la pared.


Empecé a generar mecanismos que se adaptaran al mural: aprender a pintar con tu cuerpo, a dominar el spray y el pincel para el corte. O sea, de esta parte técnica, sumada a lo conceptual del trabajo, desarrollé una mirada distinta.

¿Cómo es tu proceso de trabajo cuando vas a realizar un mural? Es decir, ¿llegas al sitio, ves el entorno y en base a eso realizas tu obra o vas con una idea preconcebida que luego acomodas?

Mi proceso en el mural es muy natural. Siempre necesito interactuar con las personas para poder entender cual es la idea, el concepto, para luego realizar el ejercicio de generar textos, variantes, y al final escoger una que podría justamente condensar todo ese entusiasmo de un espacio geográfico. La arquitectura condiciona mucho la composición que yo quiera desarrollar. Esa es la razón por la que no creo bocetos previos, en realidad siempre llevo papelitos en el bolsillo y esbozo en ese lugar la idea. Hay muchos criterios que son decisivos para que el ciudadano lo pueda entender, leer, y digerir de manera mucho más práctica.
¿Cuál es la mejor manera o las herramientas para despertar la creatividad?

La creatividad es en realidad una necesidad dentro del proceso de trabajo cotidiano, que tiene que ver con descubrir formas e ideas.

Para mí, lo más importante en este proceso es la humildad: si no existiese cierto grado de humildad, uno no podría considerar que tiene algo que aprender y a la vez pulir y por lo tanto, no podría avanzar en su proceso creativo.

Uno no amanece con una idea y la desarrolla como tal, se trata de un proceso. Yo me cuestiono todo el rato, sin que se convierta en un malestar, para ver qué cosas estoy haciendo bien y qué cosas estoy haciendo mal, para poder tenerlo en cuenta y mejorar. Sin este cuestionamiento continuo, podría pensar que todo va bien, cuando en realidad siempre hay cosas en las que progresar y crecer.

Si estás interesado en el arte chicha y el diseño de carteles, te recomendamos el curso de Elliot Tupac en Domestika El cartel chicha: diseño y serigrafía del arte popular peruano.

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¿Qué le dirías a alguien que está empezando?

Le diría que tuviese paciencia. Actualmente todo es muy inmediato y todo el mundo quiere generar una identidad con su trabajo a partir de lo que propone, pero nadie es consciente de que lo que propone necesita que sea más trabajado. Se trata de una cuestión evolutiva, la paciencia también consiste en aceptar que uno tendrá una trayectoria en la que seguro que se equivocará y tomará el camino que no correspondía para, más tarde, darse cuenta de que la podrá cambiar. Tu trabajo se basa en mensajes en los que la tipografía tiene un papel esencial. ¿Cómo definirías tu estilo?

Yo creo que al final no tengo estilo al dedicarme a la tipografía y al lettering, pues me ubico dentro de la versatilidad y del poder de trasladar un estilo tipográfico a otro estilo, es decir, de pasar de un palo seco a una serifa, desde la caligrafía a un manuscrito... Me encanta mutar en todo momento el diseño de letras. No obstante, cuando pinto en la calle podríamos decir que abandero el de la letra script, un estilo que evoca justamente los pinceles callejeros del barrio; una suerte de barrido que creo y estilizo. Como amante de la tipografía y del mensaje, mi máxima preocupación es la legibilidad del contenido y su comunicación con la sociedad.

martaalemanylara

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