Conoce a la autora del primer libro de crochet moderno publicado en 1846, que cambió la vida de miles de mujeres
Los orígenes del crochet son muy difíciles de rastrear. La práctica de tejer es tan universal y antigua que los investigadores tienen varias teorías a la hora de comprender en qué momento exacto comenzó todo. Las cosas se complican aún más porque se trata de un saber transmitido, originalmente, mediante cultura oral.A medida que el ser humano comenzó a preocuparse por el registro de las técnicas creativas, sin embargo, comenzaron a aparecer documentos que nos permiten reconstruir parte de su historia. Uno de esos documentos es el libro Knitting, Crochet and Netting, de la tejedora franco irlandesa Eléonore Riego de la Branchardière. Publicado en 1846, se trata del primer libro de crochet del mundo.
Descubre a continuación quién fue esta tejedora y por qué sus 72 obras fueron tan importantes para decenas de miles de mujeres.
Eléonore Riego de la Branchardière, la pionera del crochet
Eléonore Riego de la Branchardière nació en Francia en 1828. De madre irlandesa y padre francés español aristocrático, su clase social le permitió tener acceso a la imprenta cuando pocas personas contaban con el privilegio de poder publicar un libro.
Tenía apenas 18 años cuando en 1846 hizo uso de este recurso publicando su primer libro de crochet Knitting, Crochet and Netting. Hasta el momento, el tejido de punto y el crochet eran pasatiempos de la esfera privada de las mujeres, por lo que el libro se convirtió en la primera publicación sobre el tema.
El ejemplar, simple y económico, contaba con 12 ilustraciones muy claras para comprender la técnica fácilmente. Su publicación causó tal impacto que la convirtió en la primera influencer del tejido. En plena época de la moda victoriana inglesa, las mujeres querían usar su propio encaje hecho en casa, basado en sus diseños y ella les dio mucho material. Luego de ese primer libro, publicaría 71 más, cada vez más específicos y detallados.
Sin embargo, la razón por la que el nombre de Eléonore Riego de la Branchardière pasó a la historia en el resto de Europa no fue únicamente por la belleza innegable de sus creaciones. Su generosidad y claridad a la hora de transmitir la técnica trascendió las clases sociales y representó una poderosa oportunidad de supervivencia para miles de mujeres en un momento histórico especialmente complicado.
El crochet como herramienta de supervivencia
Las publicaciones de Eléonore Riego de la Branchardière aparecieron en un contexto especial. Muchas zonas en Europa buscaban nuevas formas de supervivencia. Numerosas comunidades habían sido profundamente trastornadas por las guerras, las fluctuaciones en la agricultura y las malas cosechas. Irlanda, particularmente, atravesaba lo que se conoció como La Gran Hambruna, un periodo que duró desde 1845 a 1852 y que se caracterizó por una falta absoluta de comida que llevó a la muerte a más de un millón de personas y empujó a emigrar a otro millón y medio.
La crisis estuvo relacionada a la explotación agrícola de Irlanda por parte de Inglaterra que dejaba a sus habitantes dependiendo, casi por completo, de un solo alimento: la patata. Las cosas se complicaron cuando una plaga proveniente de América Latina pudrió la mayor parte de las cosechas durante siete años.
En ese marco, las mujeres, e incluso los niños, se quedaban en casa tejiendo ropas y mantas tanto para abrigarse como para conseguir dinero.
Una nueva era para el crochet
Hasta la publicación de los libros de Eléonore, el ganchillo se veía más bien como una práctica vulgar que aspiraba a imitar la imagen de lujo de los encajes elaborados por técnicas más caras y antiguas. Se relacionaba también con lo estrictamente funcional y con la pobreza. Esto comenzó a cambiar cuando la reina Victoria de Inglaterra empezó a mostrarse con tejidos de crochet irlandeses.
En ese contexto, la tejedora francesa comenzó a publicar los libros con el objetivo de difundir patrones variados y complejos. Algunos de estos patrones eran de su autoría y otros más bien compilaciones de sus exhaustivas investigaciones.
Eléonore no solo enseñaba lo básico, también publicó 13 libros sobre lo que en la clase alta se conocía como el arte del frivolité, es decir, el arte de crear accesorios meramente decorativos, sin función alguna, para embellecer las prendas o la casa. Algunos de sus libros más notables fueron Golden Stars in Tatting and Crochet (1861), The Knitting Booky The Crochet Book (1848) y The Point Lace Sampler (1849).
Las características de la obra de Eléonore Riego
El primer libro con instrucciones de Eléonore se enfocó en el llamado punto irlandés. La técnica permitía alcanzar resultados muy similares al encaje veneciano pero tejiendo con un solo gancho, lo cual acortaba inmensamente el tiempo de tejido. La tejedora aseguraba que en tan solo 20 horas se podía crear una pieza aún sin tener demasiada experiencia.
La técnica del encaje irlandés hacía hincapié en motivos individuales: hojas, flores o frutas, que podían unirse luego en forma de red. Esta característica resultaba fundamental para trabajar en comunidad ya que permitía a las mujeres dividirse el trabajo de acuerdo a la disponibilidad de tiempo y a la destreza. Además, a diferencia de otro tipo de tejidos, este podía resolverse con materiales baratos y fáciles de conseguir.
Se cree que esta es la razón por la que, un año después de publicar su primer libro, más de veinte mil personas tejían con su método en el Sur de Irlanda.
El apogeo del punto irlandés
A medida que la técnica circuló, fue evolucionado y, con un gran sentido de la oportunidad y una capacidad de trabajo infatigable, Eléonore publicó decenas de libros orientados a poner en circulación otros métodos y estilos de craft como el punto andaluz. Estas influencias fueron nutriendo a las tejedoras de toda Europa.
En Irlanda, particularmente, familias completas colaboraban tejiendo y mejorando su oficio. Ellas guardaban celosamente los diseños y motivos que lograban crear. Se dice que, por entonces, cuando un vecino entraba a la casa inesperadamente, el encaje se escondía rápidamente para no revelar las formas creativas que muchos comenzaron a exportar a Londres, París, Roma y Nueva York. California se convirtió en uno de los mayores centros de distribución de punto irlandés.
La firma de Eléonore Riego en la historia universal del tejido
A medida que el trabajo de la joven tejedora circuló, su fama y prestigio creció, ganando incluso numerosos premios. En 1851, a la edad de 23 años, Eléonore ingresó en la Gran Exposición de Inglaterra y ganó el premio mayor por su exquisita imitación del encaje español. Sus lazos fueron considerados los mejores de la época.
Su fama la llevó a lidiar con el plagio, un problema novedoso por entonces. Tejedoras de tierras lejanas intentaban emular su negocio y copiaban el libro cambiando la firma. Sin embargo, esto no fue obstáculo y desarrolló su carrera hasta el final de su vida.
Eléonore Riego de la Branchardière falleció en Inglaterra a la edad de 59 años. Fue el día después de la Navidad de 1887, habiendo pasado a la historia en el oficio de tejer como la madre del crochet moderno. ¿Conocías el perfil de Eléonore Riego de la Branchardière? Si te gustaría acceder a su primer libro de crochet Knitting, Crochet and Netting, el primero publicado sobre el tema en la historia, puedes hacerlo de forma gratuita en este link de Google Books y también en el sitio de difusión de libros históricos Guternberg.org. ¡Que lo disfrutes!
Recuerda que si deseas acceder a más temas sobre tejido, puedes visitar la sección de craft del blog de Domestika.
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