Explora el trabajo de esta fotógrafa alemana que se inspira en la naturaleza recorriendo el mundo con su cámara
Todos habitamos el mismo mundo pero, a la hora de fotografiarlo o filmarlo, no todos logramos hacer honor a su belleza. Los fotógrafos especialistas en viajes saben cómo conectar con las maravillas que nos rodean a través de sus lentes. Las postales que capturan nos permiten experimentar la magia de los lugares, aún si nunca estuvimos en ellos.Julia Nimke (@julia_nimke) es una fotógrafa alemana especialista en lifestyle y viajes. Ella, que ha trabajado con marcas como
Adobe, Mercedes-benz, Lufthansa y Sony, sabe compartir la emoción y la belleza de nuestro planeta. Aquí te contamos su interesante recorrido profesional.
La naturaleza, su inspiración
Julia Nimke creció en un pequeño pueblo en Berlin, al límite con Polonia. Desde muy temprano tuvo acceso a la naturaleza. Pasó su infancia trepando, paseando por bosques y andando en bicicleta entre árboles y lagos. Sus vacaciones también eran de pura conexión con la naturaleza ya que las pasaba en las montañas de Baviera. A los 11 años, su padrastro le regaló una cámara Olympus lo suficientemente liviana y compacta como para llevarla a todos lados. En ese momento, como un juego, Julia comenzó a documentar todo lo que estaba a su alrededor. Estaba fascinada con el proceso y, poco a poco, se fue enamorando de este oficio que le permitía capturar los paisajes que tanto amaba.
El descubrimiento de su vocación
A los 13 años tomó su primer curso de fotografía. Tuvo una profesora que le enseñó muchas técnicas valiosas, pero lo que más le fascinó fue el proceso de revelar sus propios filmes en un salón oscuro. Julia encontró en ese procedimiento una especie de ritual muy gratificante. Ahí, en la oscuridad, con una luz roja, pasó minutos y horas dedicada a una sola imagen para que expresara la perfección que ella había visto en el mundo real.
Su filosofía
Toda esa etapa y su encantamiento por la fotografía analógica marcaría para siempre la filosofía de trabajo de Julia. Incluso más tarde, en su trabajo con cámaras digitales, ha mantenido su intención de disparar únicamente cuando está segura de que su toma es la correcta, es decir, cuando se siente realmente conectada con la belleza de un espacio o situación.
A lo largo de su carrera, Julia evita sobre fotografiar, una de las grandes tentaciones de esta era. Asegura que la limitación de tener que tomar únicamente las 36 fotos que habilita un film la ayudó a convertirse en una mejor profesional. Su lema es: cada imagen que tomes debe ser significativa.
El comienzo de su carrera
Cuando tenía 16 años, su familia se mudó a la ciudad alemana de Dresde. Allí, además de ir al colegio, comenzó a colaborar con un diario de la ciudad en un segmento hecho por y para adolescentes. Julia se unió al staff como fotógrafa y comenzó a cobrar por su trabajo. Para cuando terminó el colegio sabía perfectamente que quería dedicarse de lleno a ser fotógrafa. Y entonces se mudó a Berlín.
En Berlín, entró como becaria a un estudio de fotografía, pero la naturaleza y el movimiento eran las cosas que más la inspiraban en el mundo. Y empezó a estudiar Geografía hasta que se dio cuenta de que no terminaría la carrera porque lo suyo era la carretera, los bosques y las montañas. Consiguió un trabajo part time como editora de fotografía y el resto del tiempo lo dedicó a salir a explorar y armar su propio portafolio, un conjunto de trabajos personales que le ha permitido ganar una reputación de por sí y presentarse a las codiciadas residencias de Adobe Creative, un premio que permite a seis fotógrafos dedicarse durante un año a un proyecto.
Proyecto Folktales
Julia ganó la residencia y se dedicó durante un año a su sueño con un proyecto llamado Folktales. Un proyecto para documentar espacios naturales en Europa, rastreando las historias y leyendas a través de los cuales los residentes locales explican los imponentes paisajes en los que habitan. Julia realizó pequeñas piezas de foto-video en el que las personas relatan por qué las formas de ciertas rocas llevaban cierto nombre o dan detalles de las leyendas que circulan en algunos parques naturales. Durmiendo en su van y capturando cada mágico rincón del viejo continente, Julia pasó un año puliendo su estilo y siguiendo sus propios instintos creativos. La fotógrafa considera que ese año fue clave en su desarrollo creativo y la marcó profundamente como artista. Ahora está lista para compartir todo lo que aprendido en su curso en Domestika, Fotografía de viajes y lifestyle en el que explica cómo comenzar un proyecto propio y los pasos que se necesitan para cumplirlo. También te puede interesar:
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