Uno de los grandes de la fotografía contemporánea convierte en imagen el alma de sus retratados
Daryan Dornelles es brasileño, vive en Lisboa (Portugal), y su historia con la fotografía comenzó a través de su pasión por la música, un arte que le fascina desde la adolescencia. No es de extrañar que haya fotografiado a grandes figuras, como Gilberto Gil, Chico Buarque, Caetano Veloso, Marisa Monte, Elza Soares y Maria Bethânia.
A lo largo de su carrera, ha realizado más de 150 portadas de revistas de todo el mundo, como GQ, Vogue, Bravo, Rolling Stone, Serafina, Trip y Esquire. Además, en 2007 recibió el Prêmio Abril de Jornalismo y en 2016 el Prêmio Globo de Comunicação, ambos brasileños. Daryan es uno de los grandes nombres de la fotografía contemporánea y su obra se basa en un patrón que nace de la unión entre la sencillez y la fuerza, de manera que destaca tanto la expresión de la persona retratada como a la persona en sí misma.
En esta entrevista nos cuenta cómo es su proceso creativo, cuáles son sus referencias y sus herramientas favoritas y qué es un buen retrato.
¿Qué significa la fotografía para ti?
La fotografía es un placer. Obviamente, también es un trabajo, pero al mismo tiempo es una afición. Hoy en día, el acto de fotografiar no solo implica la fotografía, sino una buena preproducción, una producción atenta a los pequeños (o grandes) detalles.
Todo esto me encanta, me siento como un niño en la guardería.
¿Cuál es la diferencia entre el trabajo publicitario y el trabajo de autor?
El trabajo publicitario es muy cerrado, implica una agencia y un director de arte y tienes que atenerte a la idea de ese director. Durante el proceso, no tienes muchas posibilidades de probar algo diferente, porque es esencial seguir el briefing al pie de la letra.
Es distinto cuando se trata de un retrato, ahí sí puedes dar tu toque de autor.
La fotografía editorial también la veo como fotografía de autor: en realidad me llaman para hacer lo que quiera y, por tanto, se convierte en una obra de autor, como pasaría con una canción. En la de autor, por ejemplo, puedo intervenir más que en la publicitaria. Sin embargo, la publicidad paga mejor y en este sentido es más agradecida. Al fin y al cabo, el fotógrafo también vive de ella.
¿Qué es un buen retrato?
Uno no se convierte en un buen retratista de la noche a la mañana. Se necesita un tiempo de estudio y un amplio repertorio que solo se logra con el tiempo. Un buen retrato también necesita una buena producción, una buena investigación. El retrato depende de la relación entre el fotógrafo y el fotografiado, y los factores que pueden influir en esta relación son muchos. Por ejemplo, puede ocurrir que el día de la sesión hayas discutido con alguien, estés irritado y no quieras que te fotografíen. Es casi como una pareja: para hacer un buen retrato se necesita un proceso de conquista.
Otro factor es la edición, que engancha a mucha gente. Hay fotógrafos que hacen mil fotos en una sesión, pero no sirve de nada tener mil imágenes sin una buena edición. Prefiero tener dos minutos de imágenes que 40 minutos que no llevan a nada. Un retrato tiene que ser sencillo y potente.
¿Cómo es tu proceso creativo?
Cuando alguien me contrata para hacer un retrato, ya sea la portada de una revista, la portada de un álbum, un editorial dentro de una revista o incluso un anuncio, mi proceso creativo comienza por cómo veo a esa persona. A continuación, investigo referencias que me parece que pueden ser interesantes para construir ese retrato y desarrollo una línea argumental a través de las imágenes.
Actualmente esto resulta mucho más fácil gracias a herramientas como Pinterest. También pienso en la paleta de colores, en el maquillaje, en la ropa… en todo, pienso en todo para estar más relajado cuando me ponga a trabajar. Otra cosa muy importante de mi trabajo: no trabajo con gente aburrida. ¿Sabes este tipo de personas aburridas que se molestan por todo? Evito en lo posible que haya gente así en mi equipo. Prefiero un asistente con poca experiencia pero buena persona que un gran asistente magnífico pero aburrido. Son tóxicos.
¿Resulta más fácil trabajar con modelos que con músicos, futbolistas o políticos, por ejemplo?
La mayoría de las veces, la persona fotografiada no tiene ni idea de lo que está haciendo, mientras que un modelo ya sabe cómo hacer las cosas, sabe cómo posar. Actores, futbolistas, políticos, músicos... esta gente no suele tener ni idea de lo que hace allí.
Y es normal. El fotógrafo, si estuviera en su lugar, tampoco tendría ni idea. Una vez estuve en ese otro lado.
¿Cuáles son tus principales referencias y fuentes de inspiración?
Últimamente estoy muy conectado con Van Gogh porque mi hija lo está estudiando. Estoy acompañando ese proceso, y me fascina cómo hizo aquellos cuadros, aquellos retratos. Dentro del mundo de la fotografía admiro a mucha gente, a todos los maestros del retrato, por ejemplo.
Sobra decirlo, pero hay muchos brasileños maravillosos en este ámbito. Sin embargo, hay uno que es muy especial. Conocí su obra gracias a la música, y fue la música la que me llevó a la fotografía, no la fotografía la que me llevó a la música. Recuerdo las fotografías de la revista Bizz, de la Editora Abril, en la que Rui Mendes era fotógrafo. Me encantaba su trabajo. Fotografió a grupos como Barão Vermelho y Raul Seixas en los años 70 y 80. Al principio me interesaron las bandas, no me enteré de quién era Rui hasta más adelante.
Aparte de eso, siempre estoy atento a libros y revistas. Sobre todo a las revistas, porque en ellas puedes ver cómo cambia la fotografía, el tipo de estética que está de moda. Muchas cosas cambian, otras siguen igual, pero hay detalles que van cambiando y es importante estar al día. Las revistas ayudan mucho en este sentido.
¿Crees que las redes sociales han cambiado la forma en que la gente se relaciona con la fotografía, con los retratos y con los selfies?
Siempre hay un lado bueno y otro malo. Es interesante ver cómo la gente da rienda suelta a su creatividad sin preocuparse por el equipo. El problema hoy en día es que la cantidad de imágenes es inmensa y uno se acaba perdiendo bajo una avalancha de información. Si a alguien le gusta hacer selfies, que los haga y que sea feliz con lo que le gusta. Sería prepotente por mi parte que no me gustase algo que le gusta a alguien.
¿Cómo estimulas tu creatividad?
Escucho música todo el tiempo. El único momento en el que no escucho música es cuando estoy fotografiando, pero para estimular la creatividad, la música es muy importante. Es tan importante que cuando estoy escuchando algo y haciendo otra cosa, la música se me atrapa. Además, colecciono vinilos, discos, casetes... es algo importante para mi producción.
¿Qué equipos utilizas?
No me importa mucho la marca de la cámara, aunque es obvio que necesito un buen equipo para hacer mi trabajo. Las cámaras de hoy en día tienen tantas funciones que no sé cómo utilizarlas, al final uso la función manual y ya está. No me atrae ninguna marca en especial.
En cuanto a softwares, uso mucho Photoshop y Camera Raw para tratar mis imágenes. En trabajos más complejos para publicidad, soy socio del área de fotografía de un estudio, Studio Nuts, aquí en Portugal, que ofrece servicios de postproducción y 3D, por ejemplo. Así que no tengo que preocuparme por las ediciones más complejas. Suelo hacer un tratamiento de imagen en un minuto. Simplemente lo miro, veo lo que me gusta y lo hago.
¿Qué consejos das a los que quieren empezar en la fotografía?
En primer lugar, que lo disfruten, ¡es lo importante! Hoy en día está de moda decir que eres fotógrafo, pero tiene que gustarte lo que haces. Tienes que entender que vas a pasar la mayor parte de tu tiempo haciendo esto y que no todo es alegría. Hay desafíos y problemas. Tendrás que aprender a tratar con los retratados, con los clientes, etc. Todo esto forma parte del trabajo.
Además, recomiendo comprar muchas revistas para estar al día de lo que ocurre en el mundo. Si quieres ser retratista como yo, elige a alguien de la familia y empieza a practicar. Es mucho más fácil practicar con las cámaras actuales, incluido el teléfono móvil, por ejemplo, ese que ya tienes en la mano. En los talleres que realicé en São Paulo (Brasil), la mayoría de los estudiantes tenían mejores equipos que yo.
Me gusta trabajar con muy poco equipo y cada vez quiero trabajar con menos. Por lo tanto, para fotografiar bien se necesita poco equipo y una firma, una mirada de autor. El mayor cumplido es que alguien me diga: “sabía que esa foto era tuya”. Mi carrera dio un vuelco cuando empecé a oír esto.
¿Qué te dirías para hacerte la vida más fácil si estuvieras empezando tu carrera?
¡Haría lo mismo! La vida tiene que ser ligera, he hecho muchas cosas bonitas y también lo he pasado mal, pero he aprendido de todo. Tenemos que aprender de nuestros errores, de nuestras relaciones, de todo. No cambiaría nada de mi trayectoria y me diría: sigue así, sigue con tu vida.
Nunca imaginé ser fotógrafo, nunca imaginé tener hijos, por ejemplo. Y todo esto ocurrió. Tenemos que dejarnos llevar por la vida un poco...
Versión en español de @laura_bernal_m
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