Conoce la historia del sello discográfico de jazz que ha definido la estética y el sonido del jazz desde 1939
Imagina una portada clásica de un álbum de jazz.
Lo más probable es que estés imaginando una foto recortada de un hombre negro elegantemente vestido, con instrumento en mano. La fotografía desprende un sentido de acción; tal vez haya más de una imagen del mismo momento, dando una sensación de ilusión. La portada no es una foto en blanco y negro, sino en dos tonos, las partes más oscuras de la imagen contrastan probablemente con un azul, verde o naranja. Una tipografía compacta y colocada de forma creativa te dice quiénes son los artistas. El toque final: el sencillo y elegante logo de Blue Note Records, "el mejor sello de jazz desde 1939".
Blue Note fue fundado por dos inmigrantes judíos alemanes que emigraron a los Estados Unidos, vieron este nuevo movimiento en el que los afroamericanos eran pioneros y se dieron cuenta de que necesitaban documentarlo. Esos dos hombres eran Francis Wolff y Alfred Lion. El sello discográfico marcaría la pauta para el jazz, específicamente el hard bop, su estética y su desarrollo para lo que ahora se acerca a las ocho décadas.
La disquera formaba parte de una serie de otras, incluidas HRS y Commodore. Los que estaban detrás de las compañías eran inicialmente aficionados, pero los sellos discográficos que se mantuvieron firmes fueron obra de personas que rápidamente se dieron cuenta de los desafíos de la industria discográfica. Wolff y Lion sabían que tenían que encontrar una manera de destacarse entre la multitud. Escribieron un manifiesto que continúa guiando a la compañía. Son solo unos breves párrafos que establecen su declaración de misión: hacer música sin concesiones basada en la autenticidad.
Encontrar la música fue responsabilidad del productor e ingeniero Rudy Van Gelder. Su oído ayudó a construir una lista de artistas que incluía a Miles Davis, John Coltrane, Herbie Hancock, Thelonius Monk, Lee Morgan y muchos más.
De la misma manera que hoy se escucha la música de Kendrick Lamar en las protestas de Black Lives Matter, o Public Enemy escribía los himnos de la resistencia política en los años ochenta y noventa, estos músicos de jazz fueron la banda sonora del movimiento de derechos civiles en los cincuenta y sesenta.
Esto también se reflejó en su estilo. Se podía ver a los artistas con trajes exquisitos y hermosos autos, su elegancia e ingenio musical y al vestir eran su propia resistencia al racismo de aquellos días. El arte de sus portada tenía que comunicar ese mismo sentido de revolución sofisticada. Como explica Holke 79 (@holke79) en su curso Animación avanzada para composiciones tipográficas, un gran diseño de álbum necesita un diseñador que conozca las motivaciones del grupo o el sonido que intentan capturar.
En Blue Note, esto recayó en el fundador y fotógrafo Francis Wolff y el diseñador gráfico Reid Nelson. Tomaron los componentes inimitables de la cultura del jazz, se mantuvieron fieles a la esencia expuesta en el manifiesto de Blue Note y crearon obras de arte que llamaron la atención de la gente en las tiendas de discos.
Wolff hizo las fotografías, capturando imágenes en las sesiones de los artistas tan pronto como comenzó el sello. Luego, Reid revisaba cada una para encontrar la toma perfecta. Su ojo se fijaba no en una imagen completa, sino en una sección que recortaría para crear ese efecto de jazz nítido.
En los años sesenta, Blue Note estaba bien establecido y Nelson se volvió más confiado. Incluso comenzó a omitir las fotos por completo, confiando en su habilidad con la tipografía. El jazz se definió por la innovación de sus artistas, y las portadas de los álbumes de Nelson no fueron diferentes. Nelson fue autor de más de 500 portadas de álbumes antes de dejar el sello en 1967. Lo curioso es que en realidad no le gustaba el jazz.
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