Conversamos con este diseñador mexicano sobre su proceso creativo e influencias para desarrollar un estilo único de cerámica
Fernando Aldama (@aldama) es un joven músico, diseñador e ilustrador mexicano, que ha descubierto en la cerámica un nuevo modo de expresión artística. Sus piezas, que publica bajo el nombre Promesas de Tierra, proyectan ideas que remiten a las culturas prehispánicas, el utilitararismo, la industrialización y vanguardias artísticas del siglo XX, y principalmente se inspiran en la arquitectura.
En 2019 obtuvo el primer lugar en la categoría de Craft de Portfolio Domestika México, y entre sus influencias cita fuentes tan diversas como Klimt y Batman. Conversamos con él sobre sus procesos, su proyecto actual e influencias.
¿Cómo defines tu estilo?
Tengo una influencia del art decó y las culturas prehispánicas, de donde tomo ángulos, figuras y sobriedad. También incorporo el Bauhaus, que en contraste habla de frialdad y funcionalidad. Mis piezas tienen elementos figurativos y estructurales prehispánicos, con otros minimalistas.
Yo pienso en mí como un diseñador y no como un ceramista, porque no repito formas previas, sino que con mis manos creo unas nuevas. Lo que me interesa es una mezcla del diseño y la cerámica, a la que considero como una herramienta más para diseñar.
¿Cómo compaginas en tus piezas las influencias tan diversas que te inspiran? Háblanos de tus fuentes principales de inspiración.
Puedo hablar de dos influencias principales que surgieron en mi niñez: la arquitectura de mi ciudad y Batman.
Batman: la serie animada de los años noventa, tuvo una gran influencia sobre mí. Me permitió saber cómo contar historias, cómo unir ambientes estéticos y mi primera aproximación al art déco (en particular por el trabajo del diseñador de escenarios, Ted Blackman). De adulto descubrí que estos tres componentes eran el storytelling, el diseño y las vanguardias.
Secundariamente, al vivir en la Ciudad de México, tenemos una mezcla muy interesante de vanguardias del siglo XX e influencias de distintos, así como fisonomías y simbolismos indígenas y prehispánicos. Nuestras áreas de esparcimiento en la ciudad son monumentos de concreto que tienen una herencia de muchos orígenes: desde el socialismo, hasta el art decó, lo francés, y desde luego, lo indígena.
En los últimos meses me he dedicado a investigar cómo todos estos elementos se fundieron para crear nuestra estética nacional, como relata el trabajo del arqueólogo y antropólogo Manuel Gamio. También he estudiado la obra de los arquitectos Manuel Ortiz Monasterio, Oliverio Martínez, y Michel van Beuren, de la Bauhaus, que estuvo alojado por mucho tiempo en México y se fascinó por el país.
Tú te formaste profesionalmente como diseñador gráfico. ¿Cómo fue que descubriste la cerámica como medio de expresión?
Fue una casualidad, y nunca pensé que llegaría a gustarme tanto. Hace unos tres años tomé algunos cursos de cerámica, y más tarde me tomé medio año sabático. En lugar de pensar en buscar trabajo freelance, me compré un torno, y pude explorar a profundidad la cerámica. Desde el inicio me interesaron mucho las teteras por todas las posibilidades que ofrecía configurar esculturas utilitarias.
Lo que descubrí pronto fue que no era suficiente para mí ir a un curso sabatino de algunas horas, sino que necesitaba dedicarme a la cerámica todo el tiempo. Por eso decidí comprar un torno, para satisfacer mis propios tiempos. La cerámica se parece un poco a la experiencia de tocar un instrumento musical, en la que debes pasar muchas horas a solas practicando con tus manos.
¿Cómo es tu proceso creativo? Por favor describe los pasos para que una pieza tome forma.
Cada pieza debe sentirse como si estuvieras ante los pies de un edificio alto e imponente, así que parto de esa idea. No trabajo con bocetos, sino que creo directamente formas base en el torno, y juego con la temperatura del barro. Construyo sin pensar mucho, solo sabiendo si tendrá forma esférica o si será alta. Con una pistola de calor endurezco la pasta para tener formas más definidas desde el inicio.
Cuando está lista la forma base, parto de figuras geométricas para todos los detalles como agarraderas y pitorros. Después sigue un proceso de armado de accesorios, un poco corriendo contra el tiempo para que no se seque la pieza principal. Me tardo alrededor de un día en definir cómo se verá una pieza final. No hago muchas piezas base y después agrego detalles, sino que trato de tener alrededor de dos piezas finales por día. Además evito así lo que en pintura se llaman arrepentimientos, que consiste en retocar una y otra vez. Cada vez que me meto al torno creo una pieza diferente.
Por favor háblanos de tus ideas sobre la conexión entre el ceramista y la tierra.
Cada región del mundo tiene uno o varios tipos de tierra de los que se pueden hacer distintos tipos de cerámica. Pienso que el barro es parte de nuestra identidad, es un material barato, es algo tuyo en un sentido profundo. El hecho de trabajar con un pedazo de tierra te conecta de forma especial con distintas culturas.
Yo no me considero tanto un ceramista, sino un diseñador, y por ello estoy propenso a buscar herramientas nuevas. He trabajo con barro de distintos países, y en un contexto presente, para mí es una herramienta de multiculturalismo e inclusión. Es una forma de establecer un diálogo.
Tú has tenido la oportunidad de aprender directamente de artesanos y ceramistas en México, Francia y Alemania. ¿Has hallado muchos contrastes?
La cerámica es un oficio milenario, y no es de extrañarse que distintas regiones hayan desarrollado sus propias comunidades y técnicas. He podio experimentar el hallar algo en común con culturas con las que quizá no tengo nada que ver además de la cerámica.
Reflexionando sobre lo que hablábamos antes, cuando vemos el art déco pensamos en una vanguardia europea. Pero en realidad ésta y otras vanguardias como el art nouveau están inspiradas en lo que consideraron exótico de culturas como la egipcia y las mesoamericanas prehispánicas. Por eso es interesante que si yo ahora mismo tomo un avión y viajo 12 horas, al llegar a otro país puedo identificar un lenguaje similar. Pienso que es una identidad genómica que compartimos entre todos los humanos.
Como ejemplo, comparo la experiencia que podemos tener ante del edificio Chrysler en Nueva York, el edificio La Nacional en la Ciudad de México, el Palais de Tokyo en París, o la Broadcasting House de la BBC en Londres: todos ejemplos de art déco. Sentimos una proyección del ímpetu de sus arquitectos vanguardistas de modo similar al que vemos en una pirámide en Egipto o en América.
En este sentido, me parece interesante que al ver algunas de tus piezas, alguien podría pensar referencias de la cultura japonesa.
Así es, pensamos en que las estéticas de las vanguardias son mezclas de culturas del mundo. La arquitecta Charlotte Perriand, por ejemplo, al ver sus piezas no sabes si las hizo alguien japonés o alguien europeo. Existe la corriente nabis, en la que se mezcló el interés por la estampa japonesa con el art nouveau. En mis piezas verás una fusión de estilos porque se influyen de las vanguardias.
¿Cómo surgió la idea de mezclar tu proyecto de cerámica con ilustraciones y tipografía?
Este proyecto se llama La Estructura Nacional, y la idea es que algún día culmine en un libro a modo de diario de formas.
Me interesa la propaganda política de distintos países a raíz de la Primera Guerra Mundial, cuando había intereses expansionistas. Se crearon muchos símbolos en distintas disciplinas: la moda, la decoración o la arquitectura. Yo quise hacer algo similar y quise expandir mi mundo del objeto funcional con ilustraciones vectoriales y un abecedario. También estoy documentando con fotografías los monumentos de la Ciudad de México. Llevo mis piezas a un monumento para tomarles fotos, esperando que todo funcione y convivan armónicamente con los monumentos.
Finalmente coloco sus nombres con la tipografía que diseñé. Esta tipografía se inspiró en los panfletos y el diseño tipográfico en comercios y edificios de los años treinta y cuarenta en México, una práctica que antes era común (por ejemplo el edificio de Bellas Artes o el Monumento a la Revolución tienen sus propias tipografías).
¿Hay alguna razón por la que tus ilustraciones sean hechas con vectores en lugar de con alguna otra técnica?
Tiene que ver un poco por mi fascinación por las plastas, pero también por las pinturas de Tamara de Lempicka, pintora polaca con estilo art déco, así como la obra de Gustav Klimt.
Conoce más del trabajo de Fernando Aldama en su proyecto Instagram, Promesas de Tierra.
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