miércoles, 20 de enero de 2021

Carlos Rodríguez Casado: el ilustrador que arrasa en las portadas editoriales

Carlos Rodríguez Casado: el ilustrador que arrasa en las portadas editoriales

Repasamos los momentos más importantes de su carrera profesional, tras ganar la medalla de oro en los Premios ÑH 2020

Un simple vistazo a la carrera de Carlos Rodríguez Casado @carlosrodriguezcasado impresiona a cualquiera que quiera adentrarse en el mundo de la ilustración. Ha llevado sus caricaturas a revistas como Interviú, Jot Down, El Jueves y Líbero, entre otras publicaciones internacionales. Y a menudo vemos su trabajo en las páginas del diario español El Mundo. En sus páginas, retrata a celebridades y personalidades del universo de la política con dibujos que suelen llegar a portada. Hace tan solo unas semanas, ganó con su portfolio la medalla de oro en los Premios ÑH 2020, un galardón de diseño periodístico en medios de España, Portugal y Latinoamérica.

Hablamos con Carlos, profesor de Domestika, sobre su oficio, sus mejores trabajos y el camino hasta llegar a convertirse en un ilustrador profesional. También de sueños, como el de llegar a publicar una de las míticas portada en The New Yorker, y de la concentración para lograr una continuidad que le permita vivir siempre de lo que ama. Eso, asegura, lo ha aprendido súper pronto. Hola Carlos, tenías apenas 22 años cuando una de tus piezas se convirtió en la imagen oficial de la quinta temporada de la serie de MTV Teen Wolf, en Estados Unidos. Llegó a exhibirse en Times Square y en el Art Directors Club de Nueva York. ¿Cómo es entrar por una puerta tan grande?

Fue maravilloso conseguirlo. Todo empezó en un viaje a Nueva York que, además, fue mi primera salida al mundo solo. Llevaba en la maleta una carpeta con mis primeros trabajos para mostrar y por contactos que haces casi de casualidad conocí a la persona que me abrió esa puerta enorme. En su momento pensé “ahora sí que voy a despegar y me van a llegar muchas propuestas”. Fue un proyecto de una gran exposición que hasta llevaba mi nombre escrito debajo, y esperaba que con él llegase mucha repercusión, pero no ayudó a dar a conocer mi trabajo como quise. Al principio eso me decepcionó un poco, pero pronto me di cuenta de que era mejor que no me hubiese llegado de golpe. Estaba muy verde. ¿Qué es exactamente estar muy verde?

En España mi trabajo apenas estaba empezando, mi portfolio no era sólido, tenía tres o cuatro trabajos importantes y estaba un poco descompensado. Necesitaba solidez en todo, en estilo, en variedad de clientes… Necesitaba conocerme más yo y haber interactuado más con otros. ¿Lo entendiste pronto?

Tuve que entenderlo porque tener algo de rodaje es muy necesario, no solo para madurar como ilustrador sino también para entender nuestra profesión, que puede ser muy inestable. En una época, pasé de estar publicando regularmente a estar buscando trabajos que me diesen para vivir. Recuerdo uno en el que estuve decorando cestas de Navidad en la promoción de un supermercado. Me aburría mucho y no se paraba nadie, pero cuando empecé a dibujar personajes en las cestas la gente se animaba más y me dejaban fotos de sus familiares para que les retratase. Eso fue divertido, y me hizo darme cuenta de que si no me separaba del dibujo no me estaba separando de mis objetivos. En el proceso aprendí cosas como a desarrollar mi portfolio y gestionar mejor mis redes sociales. ¿Cómo sirven las redes sociales para pulir un estilo?

Parte de exhibir tu trabajo implica interactuar con la gente que te sigue, ir comprendiendo qué les gusta ver de ti, saber qué respuesta tiene lo que haces. Por ejemplo, yo hago muchos directos y escucho reacciones en vivo, esto me ayuda a conocer a mi audiencia, pero intento que no condicione mi manera de trabajar ni me haga producir en función de las cosas que funcionan en redes. Suelo poner stickers para que la gente me proponga a quien dibujar y así genero material extra. Por mi trabajo editorial estoy bastante condicionado con lo que puedo mostrar y cómo. En general, no muestro en qué he estado trabajando hasta que eso está publicado, eso me obliga a generar material específico para redes, y ese material, sale de la interacción. En tu Instagram hay mucha ilustración queer, algo que nunca vemos de ti oficialmente...

Intento que vaya apareciendo en mi trabajo, aunque me gustaría desarrollar una línea de trabajo más queer que aún tengo en el tintero. No solo porque es un mundo que me fascina como persona LGTBQ, sino que también estoy comprometido con su visibilidad. Por cómo están marcadas las agendas en los grandes medios no suelo tener oportunidad de incluir esa paridad y diversidad en mi portfolio, entonces cada vez que tengo la ocasión de hacerlo, lo hago en mis redes. ¿Cómo lidias con los desencuentros ideológicos típicos del trabajo de un ilustrador de un gran medio?

Seleccionar es un lujo. Si trabajas y comes de esto, no siempre puedes esperar coincidir con todo. Yo a veces pregunto cuál va a ser el tono y me lo puedo figurar, pero he tenido la suerte de que hasta ahora he trabajado más que nada con personajes del deporte y la cultura, a quienes disfruto mucho dibujando porque me permiten explorar otras dinámicas y evolucionar en mi trabajo. No suelen traerme grandes dilemas morales. ¿Puedes expresar lo que piensas hacia un personaje a través de tu ilustración?

Si no me cae bien el personaje es inevitable que algo se me note. Pero ni siquiera lo hago a propósito, creo que eso me sale inconscientemente y si sabes mirar, lo puedes ver. ¿Sientes presión cuando tienes que ilustrar a gente que sabe que verá lo que estás haciendo? cómo cuando hiciste la ilustración del rey Felipe VI.

El trabajo del rey. Uff sí. Ese trabajo fue una locura porque era una portada, una contraportada y tres dobles páginas. En tres o cuatro días en esas tres dobles páginas, hice su cabeza, su tronco piernas, pies, lo fui armando casi a tamaño real y tenía que poner los pedazos en la cama mientras lo hacía porque ya no cabían en la mesa. No me ponía nervioso el personaje en sí. Yo estaba muy concentrado en que siguiera mi linea y que respondiera bien al encargo. Era un trabajo desafiante pero me pone que me manden algo distinto (risas). ¿Cómo es el proceso creativo cuando recibes un encargo? ¿Por dónde empiezas?

Cuando recibo un encargo es como que se activa una cuenta atrás: a veces tengo unas horas para resolverlo, a veces un día, pero rara vez más tiempo. Esto hace que tengas que agilizar mucho el proceso, así que lo que hago es ponerme a buscar imágenes del personaje que me piden y las guardo en una carpeta en el ordenador para tener varias opciones. Normalmente escojo un par de imágenes para combinar para no ceñirme demasiado a la fotografía, y una vez lo tengo claro me pongo a pintar directamente sobre el papel de acuarela, para ahorrar tiempo, por lo que el boceto suele convertirse en el dibujo final. ¿Tienes una rutina especial para ser más productivo en jornadas de mucho trabajo?

Cuando tengo jornadas así debería poder estirarme y comer saludable, pero sólo me concentro en intentar sacar adelante el trabajo, esa es la prioridad. En general, te dicen las horas que te va a tomar un encargo pero nadie toma en cuenta que deberías comer, bañarte, afeitarte. Yo me salto todo, como lo justo y dejo mi casa hecha un caos. ¿Cuál es el kit de materiales y las técnicas que usas en la actualidad?

Curiosamente siguen siendo las mismas que cuando empecé: acuarela combinando trabajo sobre seco y sobre húmedo. Mi paleta de colores no ha cambiado nada, aunque sí he probado nuevas marcas y aprendido acerca de la importancia de la elección de los materiales para que tus trabajos se conserven en el tiempo con la mejor calidad posible.

Suelo utilizar mucho las marcas Winsor & Newton y Daniel Smith para los colores (estoy especialmente enamorado), y en cuanto al papel, mi favorito es el Arches de grano fino, a veces en bloc encolado o a veces en pliego, pero siempre cuido que sea 100% algodón o con el mayor porcentaje de algodón posible en su composición. Últimamente también estoy probando a usar pinceles que carguen más cantidad de agua que los que estoy acostumbrado a usar, como los de la marca Princeton. Hagamos un repaso de alguno de los trabajos de los que estás más orgulloso

Vale…

1. Rafa Nadal
Este trabajo fue una noche sin dormir. Yo tenía muy clara cuál era la pose que quería y sabía que la raqueta tenía que estar en primer plano. Si bien tenía una foto con esa pose, no quería plagiar al fotógrafo, por lo que decidí combinar varias imágenes para lograr esa expresión de esfuerzo.

En general, no me hace falta avanzar mucho con una imagen para darme cuenta de si mi trabajo me va a gustar o no. Cuando no funciona, lo veo y empiezo de vuelta. Aún así, al momento de terminar, nunca me gusta lo que hago. Me cuesta estar cómodo con un trabajo al momento de hacerlo. Los entrego sin estar convencido y sintiendo que falta madurarlos. Al final, el apuro tal vez es mejor porque mantienes cierta espontaneidad. Con el tiempo lo miro y digo “bueno, al final no estaba tan mal”. 2. Joe Biden
Tuve un día para hacerla y ninguna certeza de que fuese a ganar. Como muchos compañeros de profesión, deseaba que Trump desapareciera del panorama político y no tener que dibujarle más, y de ahí viene esa expresión alegre y segura, y hasta de alivio. Cuando trabajas con tan poco tiempo, la espontaneidad a veces cuenta más de lo que tú mismo te propones, y al terminarla pensé que me recordaba en algo a las pieles rosadas de las pinturas de Norman Rockwell, que es todo un referente de ilustración política americana. Es curioso cómo la cabeza combina influencias de manera casi automática.
3. Stephen Hawking
Esta es una ilustración que quiero mucho. Me permitió salir de una racha de poco trabajo que estaba atravesando y con esta ilustración, además, empezó a cambiar mi estilo. Técnicamente, encontré cierta forma de utilizar texturas y en cuanto al carácter, busqué captar su personalidad inteligente, calmada, que irradiaba ternura. Le hice un añadido digital, una galaxia que ellos finalmente decidieron recortar. Eso también es parte del trabajo editorial: que corten tus imágenes. El diseñador de una publicación puede ser tu mejor amigo o tu peor enemigo a la hora de mostrar el trabajo. Yo, por suerte, me llevo bien con las personas que tienen a cargo mi trabajo y he terminado de entender que no puedo controlarlo todo.
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denise.tempone

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