lunes, 25 de mayo de 2020

10 hitos de la cultura geek

10 hitos de la cultura geek

Desde su ‘prehistoria’ en el siglo XVIII a 'Star Wars' y 'Rick & Morty': descubre cómo esa tribu de gente brillante y 'raruna' ha alcanzado la cumbre del mundo pop

Nerd, geek, otaku, friki. Ninguno de estos términos tiene más de 100 años de existencia. No obstante, individuos que reunían características (¿clichés?) asociados a ellos —inteligencia por encima de la media, escasas habilidades sociales, obsesión por una determinada área del conocimiento, a menudo ligada a las matemáticas o a las ciencias en general— sí que vivían mucho antes de ello. El biógrafo y escritor Tom Schachtman, en su libro Gentlemen Scientists and Revolutionaries: The Founding Fathers in the Age of Enlightment, recoge datos que ilustran cómo algunos de los llamados Padres fundadores en los Estados Unidos del siglo XVIII, como Benjamin Franklin, Thomas Jefferson o John Adams, eran geeks del mundo tecnológico, polímatas obsesionados por los estudios e inventos, y sin mucho tiempo para cosas como la familia o los amigos “normales”.

Hoy día, las áreas de interés y las designaciones de esta tribu son variadísimas: el geek “clásico” adviene del mundo de la informática; el otaku, de el anime/manga; y el viejo empollón es el sabelotodo de los pupitres escolares, pero hay algo que los une a todos. Por décadas, estuvieron estigmatizados, ridiculizados; sin embargo, remontaron y, en la actual cultura popular, son asociados al emprendimiento, a la disciplina y al éxito profesional.

En este Día del Orgullo Friki o Geek, una celebración surgida en España y popularizada por el mundo, hemos reunido 10 hitos de este universo, desde sus orígenes hasta nuestros días.

Los Padres fundadores

Nos cuenta la Enciclopedia Británica que Benjamin Franklin era extremadamente tímido; numerosos biógrafos han sostenido que carecía, asimismo, de talentos para las artes del amor. Interactuaba poco con sus pares, no frecuentaba los salones de "quadrille", un popular juego de cartas del siglo XVIII, pero podría tirarse largas y sucesivas madrugadas en su laboratorio. Sus experimentos eran heterogéneos, relacionados con la electricidad (se le acredita como el inventor del pararrayos), la óptica (contribuyó con la invención de las lentes bifocales) y la música (es una creación suya la armónica de cristal, una especie de idiófono, un instrumento de vibración), entre muchas disciplinas más.

A semejanza de otros intelectuales y polímatas de su tiempo, como los ya mencionados Jefferson y Adams, tuvo la suprema suerte de vivir en un ambiente empapado por la ética del trabajo calvinista, cuando religión y ciencia no se habían divorciado todavía. Si muchos geeks de hoy día adoran a los dioses de Harry Potter o Star Wars, los del siglo XVIII eran fieles adeptos del Dios cristiano clásico. Aún así, abrazaron el Iluminismo y, pese a las muchas sombras que tuvieron en sus vidas, dejaron un legado de amor por la ciencia.

William Stanley Jevons

Conocido economista, este británico del siglo XIX fue coinventor de la teoría de la utilidad marginal, vital para el pensamiento económico al establecer criterios de utilidad para los productos que permiten ponerles precio. Fue también un pionero en el uso del pensamiento matemático y del cálculo diferencial en la economía. Su vida personal es algo turbia, pero biógrafos como Bert Mosselmans, en la Stanford Encyclopedia of Philosophy, lo describen como un tipo profundamente ensimismado y antisocial y castigado por recurrentes episodios depresivos.

Una extraña máquina creada por él, el Piano Lógico, le afianzó un lugar de honor en la prehistoria geek. Hecho con madera y teclas semejantes a las de un piano convencional, el cacharro era un proto-ordenador que permitía inferir resultados lógicos a partir de la inserción de determinados parámetros alfanuméricos. Era la prueba material de que se podía plasmar el pensamiento lógico en una máquina. Una contribución mayúscula para otro invento de destaque en el mundo geek, creado por nuestro siguiente personaje.

Alan Turing

Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Microsoft), Mark Zuckerberg (Facebook), Sergey Brin y Larry Page (Google) son cool. Pero Alan Turing es the man. Este matemático, lógico, científico de la computación, filósofo y teórico de la biología británico fue el célebre descodificador de Enigma, la legendaria máquina usada por militares y espías de la Alemania nazi para transmitir mensajes encriptados durante la Segunda Guerra Mundial. Por si fuera poco, en 1945, en el Laboratorio Nacional de Física de Inglaterra, inventó el llamado Motor de Computación Automática, considerado el embrión de los ordenadores contemporáneos. La máquina era capaz de realizar cálculos a una velocidad jamás alcanzada anteriormente, imprimiendo los resultados en tarjetas. Se entiende por qué este señor es comúnmente llamado el Padre de la Computación.

Nada de ello, con todo, le aportó honor y gloria en vida. Homosexual, Turing fue perseguido por el gobierno británico, juzgado por "actos indecentes" con base en leyes victorianas del siglo XIX y condenado a la castración química. Murió envenenado por estricnina pocos días antes de cumplir los 42 años, en 1954, en un episodio que la mayor parte de los biógrafos atribuyó a un suicidio.

De locos (nuts) a raretes (nerds): los primeros registros de un término clave


El primer registro comprobado de la palabra nerd se dio en 1950, en el libro If I Ran the Zoo (Si yo dirigiera el zoo), escrito por Dr. Seuss, famoso autor de historias para niños y adolescentes a mediados del siglo XX, creador de personajes como el Grinch. En la historia, un chaval superinteligente visita un zoo y elabora un plan para tomar el control del lugar. El nerd en cuestión era uno de los habitantes del zoo, un ser extraño, con aspecto desaliñado y hábitos antisociales.

Al año siguiente, la revista Newsweek empleó el término para designar a gente aburrida, incapaz de divertirse. Una de las teorías más difundidas es la de que nerd es una corruptela de nert, plural irregular usado en los años 1920 para nut, término hasta hoy empleado para describir a gente "loca" en inglés. Geek, por su parte, tendría raíces algo más antiguas: sería una variante actual de freak, palabra que describe a personas monstruosas o extremadamente excéntricas. La palabra friki es una castellanización de freak.

El surgimiento del disco rígido magnético

Ha habido muchísimas contribuciones, a lo largo de la historia, para la ciencia de la computación. Pero no fue sino en los años cincuenta que la informática dio el salto que le permitiría cambiar nuestras vidas para siempre. En 1953, ingenieros del laboratorio de IBM en San José, California, inventaron el disco rígido. Los enormes ordenadores que requerían tarjetas —luego, cintas— para almacenar pocos datos empezarían su acelerada reducción de tamaño y espacio, que culminaría con las computadoras personales en los años 1970.

El primer disco rígido, el IBM 350, era un monstruo compuesto de 50 placas de 60 centímetros cada, con capacidad total para almacenar 3,75 MB. A lo largo de aquella década, en países como Francia, Canadá, Inglaterra, Unión Soviética o los Estados Unidos, se multiplicaban centros de investigación dedicados a la computación, financiados por empresas privadas, gobiernos o universidades. Uno de ellos fue la mítica Agencia de Investigaciones de Proyectos Avanzados (ARPA), fundada en 1958 y cuyas investigaciones de comunicación militar criptografada derivarían en lo que hoy conocemos como internet.

Spider-Man


Estudiantes incomprendidos, asilados e inteligentes —y que, de alguna manera, no encajaban con el ideal de American Way of Life— ya eran conocidos como nerds, en las décadas de los cincuenta y sesenta. Pero les faltaba un icono, una figura que los simbolizara y les diera voz.

En 1962, el autor y editor de cómics Stan Lee creó ese personaje: Peter Parker, uno de los primeros alter egos de un superhéroe que no solo carecía de poderes especiales de manera natural sino que era algo torpe y poco popular. Mordido por una araña radioactiva, Parker desarrolla increíbles habilidades, como subir por las paredes y usar un lanzador de telarañas que, juntamente con su alta inteligencia, le permitirán combatir el crimen. Por fin, los geeks podrían leer historias en cómics sobre alguien como ellos.

Star Wars

Para muchos, es el verdadero marco inicial de la historia de la cultura geek contemporánea. Al menos en lo que atañe al mundo audiovisual. El fantástico universo sideral creado por George Lucas fue precedido de muchos, como las legendarias series de televisión Perdidos en el espacio y Star Trek, ambas de los años sesenta.

Pero el carácter filosófico de la saga Star Wars, los arquetipos universales del bien contra el mal, su amplia gama de subtramas y la unión entre magia y ciencia sedujeron como ningún otro producto a una multitud de seguidores, trayéndolos para dentro de la creación —a través de fan fics, grupos de discusión y eventos propios o sesiones de RPG –. La campaña masiva de marketing en la primera entrega, Episodio IV: Una nueva esperanza en 1977, rápidamente convirtió a Star Wars en un fenómeno global, con largas colas en los cines en el día del estreno. Hasta hoy día, según el Guinness Book, es la saga más lucrativa de la historia del cine.

Tron

Fiel transposición para la pantalla grande del universo de los videojuegos —otra pasión a menudo atribuida los frikis—, este largometraje de ficción lanzado en 1982 anticipa el mundo en red plagado hackers, realidad virtual o existencias paralelas dentro de sistemas inteligentes (algo que inspiraría la trilogía Matrix, 17 largos años después).

El original tuvo una secuencia, Tron: El legado, en 2010, se convirtió en una serie de cómics, fiestas/eventos/convenciones propios y juntó a multitudes de adoradores seducidos por la historia tecnológica de vanguardia creada por Steven Lisberger e Bonnie MacBird.

Futurama, Rick & Morty

Dos dibujos animados surgidos, respectivamente, en 1999 y 2013 expandieron las posibilidades de la mezcla de ciencia y ficción. Adultos y niños pueden divertirse con las historias altamente basadas en relaciones humanas —encuentros y desencuentros amorosos, peleas de amigos, dramas familiares— pero cuyas bases se sientan sobre pura ciencia.

Rick & Morty abordó los multiversos (la teoría de los múltiples universos paralelos), hackers de memoria cerebral, encogimiento de personas, exoplanetas, nanorrobots que exploran el sistema circulatorio y los órganos del cuerpo humano y otras cosas que, en el libro The Science of Rick and Morty: The Unofficial Guide to Earth's Stupidest Show, teóricos sostienen que existen o podrían perfectamente existir. En Futurama, uno de sus guionistas más (reconocidamente) nerds, Ken Keeler, un doctor en matemáticas, escribió un complejo teorema matemático exclusivamente para un episodio (Episodio 10, temporada 6).

The Big Bang Theory

Last but not least, la serie que, para el mundo no friki, es su representación máxima —y que, no obstante, muchos geeks reales ven como un amasijo de clichés ofensivos, chistes sexistas y racistas y poca chicha científica—. Los cuatro amigos del Instituto Tecnológico de California (Caltech) Sheldon, Leonard, Raj y Howard, además de las igualmente frikis Amy y Bernardette y de la vecina Penny, protagonizan aventuras con constantes referencias a la física, astronomía, biología y otras ciencias.

Son inadaptados, inteligentes y poco sociables. Lo tendrían todo para ser la coronación pop de la tribu antes excluida. Pero, a lo largo de las 12 temporadas, muchos geeks se quejaron de la representación excesivamente esquemática de los personajes, los chistes contra los personajes femeninos y los comentarios racistas contra Raj, único personaje minoritario del reparto. Ajeno al debate, el gran público consumió ávidamente los 279 capítulos de la serie, que derivó en una precuela, El joven Sheldon, y, de acuerdo con su creador, Chuck Lorre, puede ganar más spin-offs e incluso volver a la parrilla.

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alessandro.soler

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