Entrevistamos al cineasta argentino, que nos detalla el proceso de creación de 'La muerte no existe y el amor tampoco'
Dicen que triunfar con una ópera prima es difícil, pero que todavía más difícil es conseguir acertar también a la segunda. Al guionista y director argentino Fernando Salem (@fernandosalem) parece que ambas cosas se le dan estupendamente.
Con su premiada primera película, Cómo funcionan casi todas las cosas, Salem consiguió, entre otras cosas, ser proyectado durante 14 meses de forma ininterrumpida en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires a la vez que conseguir que fuese adquirida por Netflix para su difusión global. Ahora, Salem ha estrenado en Argentina su segundo filme, La Muerte no existe y el amor tampoco, basado en la novela Agosto, de Romina Paula.
La película, que ya tuvo una notable recepción de público y crítica especializada en el 34 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, se ha embarcado en una gira por el país que va recalando en distintas ciudades y cines. Quisimos hablar con su director acerca de su proceso de inspiración, sus intenciones detrás del filme y la importancia de los modelos de creación cinematográfica alternativos. Si pudieses sintetizar en una o dos frases tus intenciones detrás de la película, ¿qué dirías?
Más que frases, creo que lo sintetizaría en preguntas. Me pregunto sobre el amor y sobre la muerte. Qué es el amor, si el amor verdadero es el romántico, el enamoramiento, el amor idealizado, el primer amor... o si el amor es mas parecido a la convivencia, a la construcción, a acompañarse y a veces a la resignación. También que vivimos como si fuésemos inmortales y no lo somos. Lo raro es estar vivo.
¿Cómo ha sido el proceso de financiación de la película, teniendo en cuenta que se trata de una producción independiente?
La película pudo hacerse gracias a un subsidio del Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales y aporte de socios privados. En la Argentina, como en muchísimos países del mundo, el cine nacional cuenta con subsidios provenientes de una Ley de Fomento a la Actividad Cinematográfica. Por cada ticket vendido en el cine, hay un pequeño porcentaje de impuesto que se utiliza para fomentar la actividad cinematográfica local. Con esos fondos, por ejemplo, pude estudiar cine gracias a una beca de la ENERC, la Escuela Nacional de Cine y Artes Audiovisuales. ¿Cuál fue el momento más complicado del rodaje?
Fue difícil grabar con 11 grados bajo cero. El equipo técnico y artístico se las vio complicadas. Los actores y actrices finalmente usaron esa sensación para trabajar y lejos de quejarse o sentirse molestos por la adversidad del clima, incorporaron eso a sus personajes.
Por otro lado, ya grabar una película es complejo y un conjunto de problemas cotidianos. Uno propone y la realidad dispone, el secreto es estar alerta para usar lo que sucede en pos de la película. Para eso es esencial saber lo que se quiere. El problema es que uno va buscando al mismo tiempo.
¿Cómo fue el proceso de adaptación de una novela a imágenes?
Romina Paula me permitió hacer propia su novela. Agosto tiene la particularidad de estar escrito en tono de carta o de dialogo, o mejor dicho, monólogo. Emilia le habla a Andrea, su amiga muerta, y le cuenta su viaje al sur para arrojar sus cenizas. No podíamos hacer todo en voz en off de Emilia; entonces con Esteban Garelli, mi coguionista, se nos ocurrió incluir a la amiga muerta como una presencia. Terminó siendo una gran idea, porque nos permitió poner en acción al duelo de Emilia, eso fue lo mas importante y lo mas jugado a la hora de adaptar. Tanto en esta película como en Cómo funcionan casi todas las cosas, encontramos a personajes femeninos en entornos áridos y solitarios. ¿Por qué crees que conectas tanto con este tipo de historias?
Por un lado, creo que los humanos estamos solos. Siento que somos parias que necesitamos un dios o algo que de sentido a nuestra existencia. Se me ocurre que cruzamos un desierto y estamos a la intemperie. Por otro lado, el universo femenino se me presenta como algo misterioso, inaccesible desde mi condición de varón, y eso hace que me provoque cierta fascinación y quiera acercarme desde lo narrativo.
¿Por qué escogiste a Santiago Motorizado para la creación de la banda sonora de la película?
Santiago tiene muchísima sensibilidad, es un artista muy completo. Estudió Bellas Artes, es un gran pintor, músico, cinéfilo y por sobre todas las cosas un tipo muy humano y sensible. Llegué a él casi como un fan y le aportó a la película mucha profundidad, mucha densidad a cada una de las escenas.
La banda sonora de la película está disponible en Spotify. ¿Cómo ves la producción cinematográfica argentina actual?
Pasamos años complicados, pero hay una nueva gestión en el Instituto Nacional de Cine encabezada por Luis Puenzo, ganador del Oscar con La historia oficial. Como en todo el mundo, en las pantallas prevalece el cine norteamericano por encima de las producciones nacionales o europeas, y eso pone en peligro formas de contar locales, la expresión de narrativas propias, historias propias, realizadores y realizadoras locales.
No es solo un fenómeno que se expresa a la hora de producir, sino que se juega a la hora de tener pantallas donde exhibir nuestro trabajo. Creo que es un problema de concentración cultural que no es ajeno a lo económico y a la concentración de capitales, y es algo que sucede en todo el mundo. Como creador, ¿qué te parece este nuevo paradigma, en el que producciones independientes llegan automáticamente a todo el mundo gracias al video on demand?
Mi primera película fue adquirida por Netflix, con este nuevo film todavía estamos en conversaciones. Creo que son tecnologías que por un lado nos favorecen y por otro, ponen en crisis modos de hacer. No podemos quejarnos de los perjuicios de la tecnología al momento de la exhibición si al mismo tiempo esos progresos nos benefician a la hora de producir.
Creo que ir al cine sigue siendo una forma de compartir un relato de la misma forma que lo hacíamos junto al fuego. Personalmente, estoy yendo a la mayoría de las proyecciones de mi película para hablar con el público, charlar después de cada proyección y estar en contacto con la gente. Eso mantiene viva la llama y el contacto entre quien narra y quien quiere que le cuenten una historia.
¿Qué consejo darías a aquellos que quieran dedicarse a contar historias a través del cine?
Quienes queremos hacer cine tenemos un ego muy grande. Pensamos que lo que tenemos para decir es tan importante que todos deben guardar silencio por mucho tiempo, suspender sus vidas por noventa minutos y pagar un ticket para asistir a lo que tenemos para contar. Creo que el ejercicio mas generoso que puede hacer alguien que se dedica a esto es correrse del centro, salir de adelante de la cámara, volverse invisible y ser a través de lo narrado. Puedes mantenerte informado sobre proyecciones de La muerte no existe y el amor tampoco en sus perfiles de Instagram y Facebook.
Además de dirigir películas de imagen real, Salem es director y guionista de series infantiles de animación como La asombrosa excursión de Zamba o Siesta Z. Recuerda que puedes aprender con él a desarrolla tu proyecto de animación desde la idea hasta el guion del episodio piloto en su curso online 'Guion para series de animación'.
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